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Una nueva variante de COVID ha resurgido como una amenaza para Wall Street.

Los inversionistas, ven la nueva cepa del virus como un posible detonador de grandes movimientos de mercado.

Administrador del Sistema

29 nov. 21 min lectura

Photo by JC Gellidon on Unsplash

Descubierta por primera vez en Sudáfrica, la nueva cepa del virus, llamada Omicron despierta preocupación por la Organización Mundial de la Salud. Todavía hay muchas incógnitas, incluida la contagiosidad de la nueva variante, las posibilidades de una enfermedad grave y la eficacia de los tratamientos existentes contra el coronavirus contra ella.

Antes del viernes, la mayor disponibilidad de vacunas y los avances en los tratamientos hicieron que los mercados fueran potencialmente menos sensibles al COVID-19. En una reciente encuesta realizada a los administradores de fondos por BofA Global Research, el virus había caído a un distante quinto lugar considerándolo como un «riesgo bajo» para el mercado, ocupando los primeros lugares “la inflación” y “las subidas de tasas de los bancos centrales”.

En un esfuerzo por apaciguar las preocupaciones de los estadounidenses ante la nueva variante, Joe Biden, envío el lunes un mensaje de calma, diciendo que no se espera que sea necesario usar medidas adicionales, como son los confinamientos o una cuarta dosis de la vacuna.

Luego de que el mercado tuvo una fuerte reacción negativa inicial el viernes, el índice S&P 500 se recuperó el lunes cerrando el día en +1.5%. Sin embargo, los inversionistas estarán atentos a la comparecencia ante el comité bancario del senado de Jerome Powell y Janet Yellen, para discutir la respuesta del gobierno al COVID, así como las cifras de empleo en Estados Unidos, que se publicarán el próximo viernes 3 de diciembre.

  

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