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Sector bancario de Europa: ¿Cómo ha respondido ante la crisis del COVID19?

El sector bancario de la Eurozona se ha visto afectado por la crisis de la COVID-19. Sin, embargo, a diferencia de las crisis anteriores (principalmente la crisis subprime y la crisis de la deuda europea), los bancos entraron a la pandemia con posiciones de solvencia y liquidez mucho más sólidas.

Administrador del Sistema

27 ago. 21 min lectura

Fuente: Photo by Roberto Arias on Unsplash

Situación previa a la crisis del Covid-19

A diferencia de los bancos de EE. UU., los bancos de la Eurozona, en promedio, no habían recuperado sus valoraciones de mercado anteriores al 2008, antes del estallido de la pandemia. Hay varias razones para esto. En primer lugar, se encuentra el fortalecimiento de la regulación, supervisión y gestión de riesgos del sector bancario como consecuencia de las anteriores crisis. Estas reformas tuvieron un proceso largo y complejo que presionaron de manera casi constante al sector. Las entidades financieras fueron sometidas a mayores requerimientos de capital, y limitaciones en el pago de dividendos. Además, incurrieron en costos adicionales para poder cumplir con las nuevas normativas de seguimiento de riesgos. Si bien el aumento de la calidad y cantidad de los requisitos de capital hizo que el sector sea más resistente, también redujo su rentabilidad. En segundo lugar, está el entorno de tasas de interés nulas o negativas desde 2014, lo cual empujó a los bancos a llevar a cabo planes de reducción de costos necesarios para mantenerse rentables. 

Respuesta del sector bancario a la crisis del Covid-19

Respuesta del BCE

Cuando estalló la crisis del COVID-19, la Supervisión Bancaria del BCE puso rápidamente a disposición de los bancos reservas de capital para que pudieran absorber pérdidas y seguir prestando a la economía real. En comparación con lo que sucedió durante la gran crisis financiera, los bancos informaron de un endurecimiento mucho más moderado de los estándares crediticios como consecuencia del estallido de la pandemia. El crédito a empresas y hogares logró registrar un crecimiento positivo en el año 2020. Las autoridades también alentaron encarecidamente a los bancos y otras instituciones financieras a abstenerse de distribuir dividendos.

Por otro lado, el BCE relajó las condiciones de las operaciones TLTRO para para fomentar la concesión de préstamos a las empresas de la Zona Euro. Mediante TLTRO III, los bancos pueden obtener financiación del BCE a una tasa de interés ventajosa, que puede ser tan baja como -1%. Los bancos son recompensados con este tipo de interés si conceden préstamos más baratos y con mejores condiciones.

Finalmente, desde fines de marzo de 2020, el BCE ha realizado compras en el marco de su nuevo Programa de Compras de Emergencia frente a la Pandemia (PEPP, por sus siglas en inglés), con un importe actual de € 1.85 billones. El PEPP es un programa temporal de compra de activos para adquirir deuda de los sectores privado y público. La compra masiva de deuda por parte del banco central permite poner bajo presión el rendimiento de casi todos los activos. Gracias a eso, los actores económicos pueden continuar financiándose sin mayores dificultades, a pesar del aumento teórico del riesgo crediticio. Cuando los programas de compra de activos se implantaron en 2015, el BCE solo podía comprar deuda en función del peso de cada uno de los países en la UE. Como respuesta a la pandemia, ahora no es necesario tener en cuenta de manera minuciosa las clases de activos o países.

Respuesta de los bancos

Los bancos de la Eurozona entraron a la pandemia con posiciones de capital mucho más sólidas que en las anteriores crisis, como resultado de la previa regulación intensiva en el sector. Asimismo, la conservación del capital también se vio favorecida por la suspensión del pago de los dividendos del BCE a lo largo de 2020 y parte de 2021. Gracias a ello, las entidades financieras han sido capaces de hacer frente a la necesidad de realizar provisiones significativas en 2020 (dada las preocupaciones por las presiones en la cadena de pagos) sin dañar demasiado su base de capital.

A los problemas de rentabilidad financiera que tenía la banca antes de la pandemia se sumaron otros nuevos, como el posible deterioro de la calidad de los activos y la morosidad. Esto obligó a los bancos a buscar mayores eficiencias y sinergias, con el objetivo de seguir la tendencia de reducción de costos, iniciada después de la crisis de 2008. Debido al auge de los canales digitales durante el confinamiento, una estrategia que ha venido utilizando el sector ha sido el recorte de oficinas y un descenso de la red de sucursales. Asimismo, a lo largo de la pandemia, las entidades han comunicado una serie de despidos, jubilaciones anticipadas y bajas incentivadas.

Finalmente, la pandemia obligó a los bancos a reconocer el potencial de la digitalización. El sector ya había acometido grandes inversiones en esta materia. Sin embargo, el aumento de la adopción de la banca digital por parte de los clientes durante las cuarentenas impulsó al sector a acelerar sus programas de transformación digital. Las herramientas digitales desbloquearon ahorros de costos que resultaron esenciales en el entorno de márgenes bajos e incertidumbre económica.

Prueba de resistencia

Según la última prueba de resistencia del BCE, los mayores bancos de la Eurozona salieron mejor preparados tras la pandemia de lo que se encontraban en años anteriores. Las pruebas de resistencia guían al banco central y a otros reguladores a la hora de evaluar las necesidades de capital del sistema financiero, así como la idoneidad de los niveles de dividendos y las bonificaciones. En conjunto, los 50 bancos examinados habían acumulado un coeficiente de capital común de nivel 1 (ratio CET 1) del 15% a finales de 2020, el más alto desde que la Autoridad Bancaria Europea empezó a realizar sus pruebas. En un escenario adverso hipotético, que suponía un periodo prolongado de tasas de interés bajas y una fuerte contracción de la economía, la medida cayó a 10.2%, por encima del mínimo regulatorio del 8%.

Gracias a la mejora de las condiciones económicas y los resultados de la prueba de resistencia, el BCE anunció que levantaría las restricciones a los dividendos en el mes de septiembre de 2021. No obstante, el regulador también renovó su llamamiento a los bancos para que tuvieran cuidado con los pagos de bonificaciones, como parte de un esfuerzo por evitar que las entidades realicen pagos excesivos que pudieran agotar sus colchones de capital. Según cálculos de Bloomberg, diez de los mayores bancos de la Eurozona tienen más de € 22 mil millones reservados para distribuir a los accionistas. Solo unos pocos bancos anunciaron planes de distribución algo superiores a los umbrales previstos por el BCE.

Perspectivas del sector bancario

Las vacunaciones, la reapertura económica, y el soporte fiscal y monetario podrían contribuir a una normalización del crecimiento económico en la Eurozona, una mayor actividad, confianza y estabilización del mercado laboral. Además, los fondos de alivio de la pandemia de la Eurozona generan un aumento de las expectativas de inflación, y la inclinación de las curvas de rendimiento. Todo ello se traduciría en resultados más saludables de las compañías del sector bancario.

Las mejores perspectivas económicas resultarían en una menor morosidad crediticia y la menor necesidad de provisionar reservas, lo que disminuiría los costos de riesgo de los bancos. Además, un entorno económico más estable favorecería una mayor actividad de los clientes minoristas y la mayor demanda por préstamos, los cuales se han visto presionados durante la pandemia. Muchos consumidores y empresas no han necesitado tomar nuevas líneas de crédito debido a la menor actividad económica y a los programas de estímulo del gobierno.

Por otro lado, en un mundo en el que la inflación comienza a acelerarse, los bancos tienden a obtener mejores resultados: la inflación tiende a ser positiva para los ingresos por comisiones, los volúmenes de préstamos y la calidad del crédito. También empuja las tasas de largo plazo al alza, lo que tiende a ser positivo para los márgenes. El sector bancario cuenta con una de las mayores sensibilidades a las curvas de rendimientos y a las tasas de interés.

La zona euro ha tenido un crecimiento y una inflación baja durante mucho tiempo. La recuperación económica y la nueva política fiscal podría cambiar eso. Además, los bancos de la Eurozona se han adaptado a este ambiente no tan favorable y han adoptado estrategias para para mejorar su rentabilidad. Un entorno de inflación y crecimiento, y una situación mucho más sólida de solvencia y liquidez podría generar un resurgimiento en el sector.

Valorización

Los múltiplos las acciones de los bancos de la Eurozona (medido con el índice Euro Stoxx Banks) indican que podría existir un potencial al alza atractivo. Las acciones del sector están transando a niveles bajos históricamente: En los últimos 5 años el múltiplo P/E Est. a 2 años (7.8x) ha estado por encima de su valor actual el 51% de las veces. El crecimiento de las acciones bancarias se podría ver impulsado por la recuperación económica, una menor morosidad crediticia y mayores tasas de interés.

Los recientes movimientos en la curva de rendimientos han beneficiado más a aquellos bancos con mayor exposición a la banca minorista y actividad de préstamos. Estos bancos como ING, o Santander, que cuentan con el mayor porcentaje de ingresos por intereses, serían los más favorecidos ante un continuo aumento de los rendimientos.

En conclusión, las perspectivas del sector lucen sólidas en el mediano plazo mientras continúe la recuperación económica, por lo que representan una potencial oportunidad de inversión. Sin embargo, cabe resaltar que el sector aún se encuentra expuesto a que el aumento en los contagios por las nuevas variantes de la Covid-19 atenúen las perspectivas de crecimiento o generen una extensión de las políticas monetarias acomodaticias. Por ello, resulta interesante la oportunidad de invertir en el sector a través de notas estructuradas debido a que nos brindan una exposición positiva a los bancos de la Eurozona, con un nivel de protección de capital.

  

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