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Hace un año, mientras la pandemia se extendía de un país tras otro y las economías se estremecían, los consumidores eran los que compraban en pánico. Hoy, en el rebote, las empresas están tratando de abastecerse con furia, los fabricantes en casi todos los sectores están comprando más material del que necesitan para sobrevivir a la velocidad a la que se recupera la demanda por productos y mitigar ese miedo de agotarse. Y está llevando a las cadenas de suministro al borde de colapso. La escasez, los cuellos de botella en el transporte y los picos de precios se están acercando a los niveles más altos en la memoria reciente, lo que genera la preocupación de que una economía mundial sobrealimentada avive la inflación.

El mundo parece estar escaso en todo esto: Cobre, mineral de hierro y acero. Maíz, café, trigo y soja. Madera aserrada, semiconductores, plásticos y cartones para embalaje.

A esto se suma una inusual y creciente adversidades que han sacudido las materias primas los últimos meses. El accidente en el Canal de Suez afectó al transporte marítimo mundial en marzo. La sequía ha causado estragos en los cultivos agrícolas. Una congelación profunda y un apagón masivo acabaron con las operaciones de energía y petroquímicos en el centro de Estados Unidos en febrero. Hace unas semanas, hackearon el gasoducto de combustible más grande de los EE. UU, Lo que elevó los precios de la gasolina por primera vez desde 2014. Ahora, el brote masivo de Covid-19 en India amenaza sus puertos más grandes.

Para cualquiera que piense que todo va a terminar en pocos meses, esto escapa un poco de la realidad y lo refleja el Índice de Gerentes de Logística que actualmente se encuentra en su segundo nivel más alto desde 2016, y el indicador futuro muestra poco respiro dentro de un año. Básicamente, lo que nos hace ver que será difícil llevar la oferta a un lugar donde coincida con la demanda y debido a eso, vamos a seguir viendo algunos aumentos de precios durante los próximos 12 meses.