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Regulaciones en las Big Tech de Estados Unidos. ¿Pérdida de liderazgo u oportunidad a largo plazo?

La elección de Joe Biden como presidente de los EE.UU pone en foco las posibles regulaciones futuras hacia las Big Tech, las cuales han estado utilizando su poder para mantener su posición dominante en el mercado tecnológico: ¿podrán las nuevas regulaciones quitarles el liderazgo a estas compañías?

Administrador del Sistema

26 nov. 21 min lectura

Photo by congy yuan on Unsplash

Big Tech es un término que se utiliza para describir a las cinco principales empresas de tecnología: Amazon, Apple, Google, Meta (Facebook) y Microsoft. Estas compañías tienen una posición dominante en los sectores donde operan: comercio electrónico, publicidad en línea, computación en la nube, software de computadora, inteligencia artificial, dispositivos inteligentes, motores de búsqueda de Internet, sistemas operativos y redes sociales, entre otros. Cada una de estas compañías cuenta con una plataforma tecnológica bien establecida y han ido desarrollando más productos y servicios que juegan un papel decisivo en la economía digital. El gran crecimiento de estas compañías se puede apreciar con la evolución de sus precios frente al mercado estadounidense (representado por el índice del S&P 500), casi triplicando su rendimiento frente al índice en los últimos 10 años.

Evolución de las Big Tech: De emprendimientos a líderes globales

La historia de las Big Tech comenzó con la llegada de Microsoft y Apple en la década de los setenta. Gracias a la miniaturización de los dispositivos electrónicos, se empezó a ver una aceleración en la innovación y utilización de productos y servicios relacionados a la era de internet. La masificación de las computadoras personales y el posterior acceso a internet dieron lugar al nacimiento de nuevas compañías enfocadas en crear soluciones digitales. Es así como nacen Amazon y Google en la década de los noventa y Meta, en el año 2004.

Cada una de estas compañías ha ido tomando mayor importancia en la vida de las personas y han sabido posicionarse en la industria tecnológica, la cual ha ido tomando cada vez más relevancia en la economía. Por un lado, estas compañías lograron expandir su oferta de productos y servicios gracias a las adquisiciones estratégicas que han ido ejecutando a lo largo de los años. Estas adquisiciones no solo aumentaron la cuota de mercado en los sectores donde ya estaban, sino también les permitió expandirse hacia otros sectores de alto crecimiento. Por otro lado, han sabido recolectar y utilizar la data de sus usuarios para conocer mejor sus comportamientos, preferencias y necesidades, con lo cual han podido innovar y adaptar cada vez mejor sus productos y servicios.

Gracias a las adquisiciones estratégicas, las Big Tech han podido obtener una mayor presencia no solo dentro de los EE.UU, sino a nivel global. El desarrollo de la globalización y las pocas regulaciones existentes en otras regiones ha hecho posible que estas compañías se expandan fácilmente al mercado internacional, lo cual les trajo muchos beneficios. Por un lado, pudieron optimizar su carga fiscal. Por otro lado, han podido contratar mano de obra más barata (por debajo del promedio en EE.UU) y recolectar más datos de usuarios en otras regiones sin mayores restricciones. Esta expansión siguió ampliando la brecha que tienen frente a sus competidores.

La recolección y utilización masiva de los datos de sus usuarios crearon un ciclo de retroalimentación ventajoso para ellas, ya que estos datos les permitieron crear y adaptar sus soluciones, atrayendo a nuevos usuarios y recolectando más datos. Esta importante ventaja de datos también facilitó la adquisición de competidores relevantes. Su crecimiento constante ha hecho que sean cada vez más relevantes en el mercado de renta variable estadounidense. Esto también se puede ver con la evolución de la participación de la capitalización bursátil de las Big Tech dentro del S&P 500 en la última década, llegando a representar cerca del 25% de la capitalización bursátil total del índice.

Las primeras regulaciones antimonopolio en Estados Unidos

Las primeras leyes antimonopolio en EE.UU nacieron a raíz de la concentración que había en el mercado del petróleo y ferrocarriles, donde pocas empresas controlaban la mayor parte del mercado. La Ley Sherman, fue la primera ley aprobada en 1890. Luego, en 1914, el Congreso aprobó dos leyes antimonopolio adicionales: la Ley de la Comisión Federal de Comercio, que creó la Comisión Federal de Comercio (FTC), y la Ley Clayton. Con algunas revisiones, estas son las tres leyes antimonopolio federales que siguen vigente en la actualidad dentro de los EE.UU.

Si bien las primeras leyes en EE.UU se establecieron hace más de 100 años, estas no pudieron evitar la expansión y hegemonía de las Big Tech en el mercado tecnológico. Una razón por la cual pudieron seguir creciendo fue por la doctrina del “bienestar del consumidor”, que se basaba en gran medida en el aumento de los precios como una indicación del daño hacia los consumidores por parte de las prácticas monopolísticas. Sin embargo, en algunos casos esta doctrina no las impactaba directamente, ya que sus plataformas no cobraban directamente a los consumidores por sus servicios. Por ejemplo, en el caso de Google y Meta, sus ingresos vienen principalmente de los anuncios.

A pesar de que estas compañías pudieron evitar las principales restricciones de estas leyes, en la última década se han registrado varias denuncias y multas por parte de la FTC hacia ellas. No obstante, en la mayoría de los casos, las multas monetarias fueron mínimas en relación con su generación de ingresos y de utilidad.

Últimas propuestas regulatorias en Estados Unidos

En EE.UU, los congresistas demócratas y republicanos presentaron en junio de este año, un paquete de cinco proyectos de ley para regular el poder de las plataformas digitales, dirigido específicamente a las Big Tech. Estas propuestas salieron a raíz de una investigación del Comité Judicial de la Cámara de los EE.UU entre los años 2019 y 2020, que terminó con una publicación de 450 páginas sobre la competencia en los mercados digitales. Esta publicación concluía que las Big Tech tenían demasiado poder de monopolio y que debían controlarse para proteger la libertad económica y fomentar la competencia justa en el mercado. Es así como a mediados del 2021 se aprobaron estos proyectos en la Cámara de Representantes, aunque aún queda pendiente la aprobación por parte del Senado.

Las primeras preocupaciones sobre el dominio de las Big Tech vino por el lado de los monopolios y las prácticas anticompetitivas, sin embargo, en la última década se ha empezado a ver un mayor escrutinio hacia otros campos. La libertad de expresión, el fraude y la desinformación en las redes, donde Meta y Google tienen una fuerte influencia, han tomado cada vez mayor importancia. El escándalo de Cambridge Analytica, donde se filtraron los datos de más de 50 millones de usuarios de Facebook, también impulsó la necesidad de regular los datos que estas compañías recolectan y utilizan y así poder proteger la privacidad de los consumidores.

De cara al futuro, se espera que continúen los esfuerzos por regular el mercado tecnológico. Los cinco proyectos de ley presentados, una vez puestos en vigencia podrían tener un impacto inmediato en los negocios donde las Big Tech operan. Por ejemplo, podrían impedir que estas otorguen una ventaja a sus propios productos sobre la competencia y podrían facilitar que los usuarios cambien de plataforma, conservando sus datos y contactos. Estas medidas disminuirían las barreras de entrada para nuevos competidores e intensificaría la competencia en los diversos sectores tecnológicos.

Por otro lado, estas compañías cuentan con una gran cantidad de recursos, negocios diversificados y conocimiento adquirido que les ha permitido generar eficiencias en sus operaciones. Además, juegan un papel muy importante en el crecimiento económico no solo en EE.UU, sino en el resto del mundo. También, cuentan con una gran cantidad de patentes que protegen su propiedad intelectual y son creadores de millones de empleos a nivel global. Todo esto sumado a las perspectivas de mayor desarrollo tecnológico en el futuro, ha mejorado las perspectivas de estas compañías en el largo plazo. Esto se ha visto reflejado en el incremento constante de los precios, a pesar de los temores existentes por mayores regulaciones futuras.

Valorizaciones históricas

En la valorización histórica por múltiplos se muestra a Microsoft, Google y Apple con una valorización alta históricamente, mientras que Amazon y Meta se encuentran más alineadas a sus múltiplos históricos. La principal razón por la que se encuentran en estos niveles es por la aceleración de la digitalización de la economía, a raíz de la pandemia. Además, se espera un mayor crecimiento de las utilidades para estas compañías en el futuro.

Por otro lado, dentro de estas compañías, hay riesgos regulatorios individuales que afectan la valorización de cada una. Uno de los casos más recientes es Meta, el cual presentó una caída de más de 10% desde inicios de setiembre. Esto se debió a una filtración de documentos internos de la compañía que señalaban, entre otras cosas, que Meta sabía del daño que sus plataformas les hacían a sus usuarios, pero no tomó medidas para remediar la situación.

En conclusión, las perspectivas del sector tecnológico en el largo plazo son sólidas, gracias a la tendencia hacia la digitalización que se aceleró después de la pandemia. Sin embargo, en el mediano plazo está presente el riesgo asociado a las regulaciones, con la aprobación de nuevos proyectos de ley que podrían limitar el crecimiento de estas compañías e incluso obligarlas a reestructurar sus negocios.

Para minimizar estos riesgos de mediano plazo, una alternativa atractiva a una inversión directa en las principales acciones del sector tecnológico son las notas estructuradas. Estos instrumentos brindan una protección parcial del capital, que limitaría los riesgos en caso se aprueben regulaciones más exigentes que puedan limitar las perspectivas de crecimiento de estas compañías.

  

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