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Aranceles: Estados Unidos & China

La imposición de aranceles superiores a los acordados entre países podría llevar a una guerra comercial, pues los países afectados toman represalias similares en cuanto a medidas de proteccionismo comercial.

Administrador del Sistema

06 jun. 18 min lectura
Photo by Eric Prouzet

La imposición de aranceles superiores a los acordados entre países podría llevar a una guerra comercial, pues los países afectados toman represalias similares en cuanto a medidas de proteccionismo comercial. La finalidad de caer en una guerra comercial es proteger la industria nacional y crear empleos. Esto puede funcionar en el corto plazo, sin embargo, en el largo plazo, reduce las negociaciones de comercio internacional, lo que puede llevar a una desaceleración en el crecimiento económico en los países involucrados.

Durante el 2017, Estados Unidos exportó $ 130 mil millones en bienes a China. Las tres principales categorías de exportación fueron aviones, soja y automóviles las cuales implican $ 16 mil millones, $ 12 mil millones y $ 11 mil millones, respectivamente. Por otro lado, en el mismo periodo de tiempo, Estados Unidos importó $ 506 mil millones proveniente de bienes electrónicos, ropa y maquinaria de China. Cabe considerar que muchas de las importaciones chinas fueron hechas a base de materia prima americana que fue enviada a China para ensamblar a bajo costo, pero cuando el producto final regresa a Estados Unidos se contabiliza como importación.

No obstante, el 9 de marzo, el presidente de Estados Unidos anunció un aumento en las tarifas arancelarias de las importaciones de acero y aluminio de 25% y 10%, respectivamente, lo que posteriormente hizo que China empezara a responder con tarifas amenazantes a los productos americanos por $ 3 mil millones como respuesta a lo que consideraron un ataque.

El propósito de los cambios era proteger a las empresas estadounidenses, y, por ende, a sus empleados, que trabajan en industrias de acero y aluminio pues sus productos se hacen más competitivos frente a los importados ya que estos se volverían más caros. Sin embargo, la nueva política también afecta a las empresas y trabajadores que necesitan acero y aluminio para producir, pues sus costos se encarecen. Estados Unidos es el mayor importador de acero en el mundo y las compañías que demanden acero o aluminio para sus operaciones enfrentarán mayores costos y deberán tomar la decisión entre reducir sus márgenes o aumentar el precio de venta de los bienes, en este último la empresa cae en el riesgo de que disminuyan las ventas del producto.

Para ejemplificar la subida de impuestos, el caso de la pantalla plana de TV. Tanto la pantalla, como sus componentes se producen en China donde la mano de obra es más barata en comparación a Estados Unidos. El costo en promedio de un televisor pantalla plana oscila entre $ 650 y más de $ 1500. Entonces, al imponer aranceles un 25% mayor a los componentes, aumenta el costo de importarlos. En un caso extremo, el costo del televisor podría llegar a $ 2000. Sin embargo, las compañías podrían decidir reducir sus márgenes para mantener los precios constantes y no afectar a los consumidores. No obstante, este escenario perjudica la rentabilidad de la firma.

En general, si los productos fabricados en China se vuelven más caros para los consumidores americanos, los productores del mismo país se beneficiarían pues compiten por vender el mismo producto a un precio igual o ligeramente inferior. Sin embargo, como los consumidores enfrentan dos bienes igual de costosos, uno fabricado en China y otro en Estados Unidos, pueden simplemente decidir no comprar ninguno. Tal es el caso de la pantalla de TV plana que no es del todo necesaria y una familia podría seguir su rutina habitual con la pantalla que ya tiene. Con esto, se termina por dañar a las propias empresas estadounidenses pues como hay reducción de ventas, para no reducir los márgenes de rentabilidad, las empresas pueden hacer recorte de personal. Los trabajadores que fueron víctimas de despido, son a su vez consumidores que dejan de percibir un ingreso y que, por lo tanto, consumirán menos de lo que harían de manera habitual (lo que conlleva a un ciclo).

Si se toman medidas proteccionistas y se elevan los aranceles, los precios de los bienes importados aumentan rápidamente pues el costo de tener el mismo producto es mayor que antes debido a la mayor tarifa. Como respuesta inmediata, los productos nacionales del bien en cuestión se ven beneficiados y presentan una mayor ventaja competitiva dado que sus precios serán menores en comparación a los importados. Las empresas que producen dicho bien recibirán una mayor demanda lo cual aumentaría potencialmente la fuerza laboral en el corto plazo ya que se requiere abastecer un mayor número de pedidos. Sin embargo, los fabricantes nacionales que dependen de materias primas importadas se verán afectados pues verán mayores costos de producción que se traducirán en una reducción en los márgenes y una menor rentabilidad de la empresa. Para evitar los desajustes provocados por el alza de precios de materia importada, se tendrían que aumentar los precios de venta de los bienes o hacer un recorte de personal empleado. Este último efecto podría llevar a una desaceleración del crecimiento económico pues aumenta el desempleo ya que se crea un efecto dominó en otros países extranjeros que también deciden tomar represalias las cuales se ven reflejadas en los despidos de millones de trabajadores de la industria de exportación o importación. A fin de cuentas, en lugar de proteger la industria nacional, las guerras comerciales debilitan la propia industria, como saben que no tienen competencia, no tienen necesidad de innovar, con lo cual los bienes nacionales pierden ventaja competitiva en comparación con los bienes extranjeros.

  

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