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La terminal de contenedores de Meidong en el este de Ningbo suspendió sus operaciones el miércoles pasado después de que se detectara un caso de COVID-19, mientras que la cercana Shanghai también registró la peor congestión en tres años.
Este es el segundo cierre reciente de un puerto chino debido al coronavirus, después del ocurrido en un puerto de Shenzhen a fines de mayo. Lo que llevó a que los productos retrocedieran en fábricas y plataformas de almacenaje, y, también, probablemente elevó las tarifas de flete, que están en niveles récord y son fuente de inflación.
El temor es que esta nueva interrupción ejerza una presión adicional sobre los envíos y el suministro de bienes, frenando el crecimiento y subiendo los precios. Un cierre prolongado en Ningbo podría ser especialmente doloroso para la economía mundial porque el comercio marítimo generalmente aumenta hacia fines de año, a medida que las empresas envían productos navideños y festivos. Además, se debe considerar que ya han habido varias interrupciones en la cadena de suministro causadas por resurgimientos de COVID-19, eventos climáticos extremos y escasez de mano de obra.
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El ingeniero peruano ocupará el cargo desde el presente mes tras ser gerente general de Scotia Fondos.