Son las partes iguales en las que se divide el capital
social de una sociedad anónima. Estas partes son poseídas
por una persona, que recibe el nombre de accionista, y
representan la propiedad que la persona tiene de la
empresa, es decir, el porcentaje de la empresa que le
pertenece al accionista. El accionista puede obtener
grandes beneficios o también puede soportar las pérdidas
si durante un periodo la empresa no obtiene buenos
resultados.