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¿Se duerme el dragón asiático? La recuperación económica en China se desacelera

Se esperaba que el gigante asiático impulsara la economía global. Sin embargo, ¿por qué no ha despegado el dragón? La confianza empresarial y del consumidor chino se ha debilitado y con esto, la recuperación económica en China se desacelera.

Administrador del Sistema

27 jul. 23 min lectura

A finales del 2022, el gobierno chino puso fin a su política de COVID Cero, una de las últimas cuarentenas vigentes en el mundo en aquel momento. La política no solo demostró ser inefectiva para controlar los brotes de las nuevas variantes del COVID más transmisibles e infecciosas, sino también tuvo un impacto negativo sobre la economía. Así, el PBI cayó 1.9% ToT en el 2T 2022, cuando Shanghái entró en cuarentena total, y para el año completo solo se expandió 3.0% AoA, la segunda lectura más baja en 40 años.

Con el fin de la emergencia sanitaria, los economistas anticipaban una rápida recuperación de la economía china. De esta manera, se esperaba que los consumidores salieran de sus casas para retomar el gasto en bienes y servicios; y, que las empresas se libraran de las complicaciones logísticas que implicaban respetar las reglas sanitarias y produjeran más ante la mayor demanda. Asimismo, se esperaba que las autoridades desplegasen nuevos estímulos y promoviesen una retórica política promercado con el objetivo de acelerar y consolidar el crecimiento.

Sin embargo, lo anterior no se materializó. Las lecturas mensuales de ventas minoristas, producción industrial, e inversión en activos fijos, vienen decepcionando las estimaciones de los analistas en lo que va del año . En otras palabras, el consumo y la inversión no están creciendo tanto ni tan rápido como se esperaba. Las acciones de las bolsas chinas prácticamente han revertido todas las ganancias que generaron a principios de año ¿Por qué China no va tan rápido como el mercado esperaba?

Una posible explicación son las secuelas que han dejado las políticas COVID Cero sobre la confianza de consumidores y empresas. Durante la pandemia, las restricciones sanitarias llevaron a la quiebra a cientos de miles de negocios y la pérdida de millones de empleos. Ante esto, se incrementó la percepción de incertidumbre por parte de los empresarios, mientras que los consumidores reportaron mayor sensación de inseguridad laboral y financiera.

Por otro lado, un factor sociocultural adicional agrava el problema de la reticencia a gastar o invertir: la altísima propensión al ahorro de la población. Según el Fondo Monetario Internacional (FMI), la tasa nacional de ahorro en China fue 45% del PBI en 2022, la más alta a nivel mundial y muy por encima a la de la Eurozona y EE. UU., aproximadamente 25% y 18%, respectivamente. En China, el sector inmobiliario contribuye directa e indirectamente a la quinta parte del PBI y la crisis inmobiliaria china, ha sido un factor negativo que impulsa al ahorro pues gran parte de la población invierte sus ahorros en inmuebles. En el actual contexto de caída de precios, los ciudadanos ven caer el valor de sus ahorros por lo que deciden ahorrar más en efectivo.

  

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