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Desde inicios de este año, los precios del petróleo han perdido casi la mitad de su valor[1] a medida que la industria atraviesa la peor crisis en su historia. Tal vez más sorprendente aun, fue la caída sin precedentes de más de 300% en un día en el precio de los contratos futuros de petróleo WTI el 20 de abril del 2020. El precio del barril llegó a cotizar en territorio negativo, cerrando a -$37.63/barril y generando repercusiones en el resto de la industria. Actualmente, la Administración de Información Energética de los EE. UU (EIA) espera que el precio promedio del petróleo WTI y Brent sea de $30 y $34 para el 2020 a medida que empieza la reapertura de las economías a nivel global.
Gráfico 1: Evolución de los precios del petróleo WTI
Fuente: Bloomberg. Elaboración propia.
¿Qué ha ocurrido con los precios del petróleo y por qué hemos visto una caída tan drástica?
La fuerte caída en el mercado de energía fue la consecuencia de un desequilibrio entre la oferta y la demanda como resultado de dos eventos importantes:
Gráfico 2: Balance de producción y consumo de combustibles líquidos mundiales
Fuente: Elaboración propia.
Tabla 1: Evolución de la oferta y demanda (2014-2021E). Millones de barriles por día.
¿Cómo explicamos la existencia de precios negativos?
A primera vista esto no tiene mucha lógica. ¿Cómo alguien va a querer pagar para vender un producto? Y si fuese cierto, ¿Por qué no veo los precios de mi gasolinería más cercana en negativo?
Primero, es importante entender que el mercado de petróleo funciona a base de contratos futuros. Es decir, no cuenta con un solo precio para el petróleo, sino que varios precios que dependen del plazo del contrato, entre otros factores.
Un contrato futuro otorga a su comprador un derecho de comprar 1,000 barriles de petróleo (por cada contrato) a un precio predeterminado en una fecha futura. Si el precio en el futuro se encuentra por debajo del precio de adquisición del contrato, el comprador genera una pérdida. En caso los precios hayan aumentado, el comparador genera una ganancia. Toda esta lógica se invierte para un vendedor de contrato.
Existen dos mercados de petróleo principales en el mundo, ambos comercializados como futuros. El petróleo Brent, extraído del Mar del Norte y usado como la referencia para los precios globales, comercializa en la Bolsa Intercontinental (ICE) y se liquida en efectivo a su vencimiento (el comprador recibe o paga la diferencia en dinero entre el precio inicial y final). El West Intermediate Texas (WTI), extraído en EE. UU y usado como referencia para los precios de la región, se comercializa en la Bolsa Mercantil de Nueva York (NYMEX) y se liquida de manera física a su vencimiento (el comprador paga el precio inicial y recibe de manera física los barriles).
La gran caída a territorios negativos experimentada el 20 de abril en los precios de los contratos de mayo 2020 del petróleo WTI se debió a dos razones peculiares:
Gráfico 3: Evolución del porcentaje de la capacidad de almacenamiento ocupada
Elaboración Propia.
La combinación de ambos factores ocasionó que un gran número de vendedores tuvieran que liquidar sus posiciones, pero que no hubiese demanda por ellas dados los grandes costos para poder almacenar el crudo. Como consecuencia, los precios para los contratos se volvieron negativos, reflejando la voluntad de los vendedores para pagar por vender su posición y evitar recibir miles de barriles sin lugar donde poder almacenarlo.
¿Qué sectores se han visto más afectados por la caída del petróleo?
El impacto más claro está en las compañías de exploración y producción, las cuales derivan la gran mayoría de sus ingresos de los precios del petróleo. No obstante, la caída en los precios ha repercutido en toda la industria. Los refinadores de petróleo, por ejemplo, usualmente verían una mejora en sus márgenes al tener insumos más baratos para la refinación. Sin embargo, la demanda por gasolina también se ha visto sumamente afectada por la crisis del coronavirus por lo que también se han visto afectados negativamente.
La expectativa de pérdidas para este año ha provocado que la mayoría de las empresas en el sector anuncian diversas medidas de ahorro de costos: reducciones en el gasto de capital (30% o más según S&P), suspensión de dividendos, suspensiones laborales sin pago para sus empleados, recortes a la producción y búsqueda de mayor liquidez en el mercado a través de una mayor emisión de deuda. Los recortes en el gasto de capital también han afectado a las compañías operadoras de servicios petroleros, cuyos ingresos dependen directamente de este gasto.
Todo esto ha llevado a una mayor preocupación sobre los niveles de apalancamiento en el sector. Según Fitch, el pronóstico de quiebres del sector de energía de EE. UU para el 2020 aumentaría a 17% para finales de año desde el ratio actual de 9.9%. S&P, por otro lado, estima que el porcentaje de compañías energéticas con un ratio de crédito estresado[5] subió a más de 94% desde un 25% el año pasado, más alto que durante la caída del 2016 y durante la crisis financiera del 2008. Casi $72 mil millones de deuda de grado especulativo se encontrarían bajo estrés, el doble desde que empezó el año, señalando un mayor peligro de una posible ola de declaraciones de bancarrota para este año.
Gráfico 4: Porcentaje de la deuda de energía bajo estrés.
Fuente: Elaboración Propia
Otras industrias también se han visto afectadas por la caída en los precios. Las compañías de infraestructura, construcción, acero y partes mecánicas también han sido impactadas: son normalmente responsables de la provisión de materiales e infraestructura para la expansión y funcionamiento del sector de producción y distribución de gas y petróleo. El sector industrial de EE. UU deriva entre un 10-20% de sus ventas del sector de energía, mientras que las compañías ferroviales verían un impacto en un 20% de sus ingresos.
¿Todos los países están sufriendo las mismas consecuencias?
No, el impacto varía según la dependencia de cada país del sector. Naciones productoras de petróleo como Irak, Kuwait, Venezuela y Arabia Saudita experimentarán un mayor golpe mientras que naciones importadoras netas de petróleo (ej. India, Alemania, Japón) se verían beneficiadas.
Gráfico 5: Porcentaje del sector de gas y petróleo sobre el PBI según país.
Además, también dependerá de la eficiencia de producción de cada país y de su posición fiscal. Naciones con una mayor carga de deuda tendrían menos capacidad para afrontar la crisis. En el gráfico 6 abajo, podemos ver los precios de equilibrio (”breakeven”) fiscales de los principales países petroleros: son los precios mínimos necesarios por barril para satisfacer sus necesidades e gasto y equilibrar su presupuesto fiscal. También observamos los precios de equilibrio para la cuenta corriente, es decir, los precios mínimos necesarios para que el saldo de la cuenta corriente sea cero[6]. Notamos que países como Irán, Kazajistán y Arabia Saudita necesitan precios más altos, mientras que otros como Noruega estarían en una posición más cómoda.
Gráfico 6: Precios de equilibrio (PE) fiscales y de cuenta corriente de los principales países petróleo.
¿Qué oportunidades de inversión encontramos en este contexto?
Gráfico 7: Composición de la demanda de petróleo según sectores.
[1] WTI (-47%), Brent (-48%)
[2] Grupo de 24 países compuesto por los 14 miembros originales del grupo OPEP y otros 10 países productores de petróleo adicionales que incluye a Rusia.
[3] Buque petrolero capaz de transportar y almacenar miles de toneladas de petróleo.
[4] Según Rystad Energy
[5] Definido como la proporción de bonos que pagan una prima mayor al 10% sobre la tasa de los T bills. Los T-bills son instrumentos de deuda corto plazo (un año o menos) respaldados por el Departamento del Tesoro de EE. UU.
[6] Básicamente el precio necesario para cubrir todas las importaciones del país sin tener que recurrir a deuda externa.
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El ingeniero peruano ocupará el cargo desde el presente mes tras ser gerente general de Scotia Fondos.