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El gobierno actual de la canciller alemFoto de Niki Nagy en Pexelsana Angela Merkel se encuentra en peligro debido a las recientes conversaciones entre los partidos políticos con respecto a la política de refugiados. El enfrentamiento de Angela Merkel con los integrantes del partido político bávaro ha estado tornándose duro y amenaza la estabilidad del gobierno de coalición alemana.

El enfrentamiento se ha dado entre dos de los grandes partidos políticos alemanes, lo cuales además son rivales. El primero es el partido bávaro CSU (Unión Social Cristiana) y el segundo es el CDU (Unión Demócrata Cristiana), partido de la actual canciller Angela Merkel.

Las últimas elecciones dieron lugar a un gobierno de coalición entre ambos partidos políticos.

Las conversaciones se tornan en peleas luego de que Merkel se negara a respaldar el plan propuesto por el Ministro del Interior alemán Horst Seehofer de la oposición sobre la política de asilo y migración. Esto se ha convertido en una crisis que podría remodelar la cuestión migratoria en Europa, así como el poder de Merkel en el gobierno alemán. El tema migratorio ha estado en la mira desde que Merkel decidió abrir las fronteras alemanas a más de un millón de refugiados en el 2015. El resultado de la disputa podría tener consecuencias para todos los estados que forman parte de la Unión Europea, así como para los migrantes.

El Ministro del Interior es quien está a cargo de las políticas migratorias y el plan que presentó proponía rechazar la entrada de refugiados en la frontera alemana que ya hayan aplicado al asilo en otros países de la Unión Europea. Merkel se negó a aceptar el plan con el argumento de que la inmigración ilegal es uno de los mayores problemas para toda la Unión Europea por lo que no se debería actuar de forma unilateral, pues afectaría a terceros. Por ello, la canciller solicitó que se espere hasta la cumbre de la Unión Europea donde se buscará una solución al problema para todo el continente.

De no llegar a un acuerdo lo suficientemente satisfactorio para Alemania, Seehofer podría implementar la política que propuso pues tiene poderes bajo la ley de hacerlo. No obstante, al imponer la medida, se arriesga a ser despedido por la canciller. Sin embargo, dicha decisión a su vez, tendría serias repercusiones y podría terminar con la coalición entre los partidos CSU y CDU que han cooperado desde 1949. Esto dejaría a la coalición sin una mayoría, con lo que el país estaría enfrentando una posibilidad de nuevas elecciones, que no favorece ni a Merkel ni a Seehofer. Por ello, ambos esperan resultados positivos en la cumbre europea con planes que satisfagan incluso a partidos de extrema derecha anti inmigrantes como el Alternative For Germany (AMD), que ha estado ganando popularidad.  Sin embargo, la esperanza de llegar a un trato con los estados europeos no es tan positiva. Los partidos que tienen políticas severas sobre la migración son quienes han ganado elecciones en toda Europa. Entre ellos, se encuentra Austria cuyo canciller llamó a los países para luchar por políticas restrictivas contra la migración ilegal en toda la Unión Europea. Por su parte, Italia y Hungría también cuentan con un partido antiinmigración en el poder. Por lo que, los movimientos alemanes que no vayan en la misma dirección que la mayoría de países podrían ser vistos como de baja cooperación con la Unión Europea para lidiar con la crisis.

Merkel alega que la aceptación de la política propuesta por la USC podría acelerar el colapso del sistema de fronteras abiertas de Europa. De esta manera se estaría forzando a los países vecinos a imponer controles fronterizos. Lo que quiere es una solución europea por lo que se está a la espera de las conclusiones a las que se llegue en la cumbre. En general, la CSU se ha resistido desde el inicio a la política de refugiados de Merkel. Las crecientes disputas han ocasionado problemas en el partido de centro derecha que serán difíciles de arreglar mientras Merkel siga siendo canciller. Si bien Merkel cuenta con aprobación pública del 50%, ha disminuido desde el 70% con el que contaba en el 2015 antes de su decisión de abrir las fronteras alemanas.